lunes, diciembre 29, 2008

Frente al alba de un nuevo año I

Sentado en mi escritorio, ordenaba notas, apuntes y demás follaje académico, cuando recibo un mensaje aconsejándome la lectura del reciente artículo de Manuel Vicent. Atendiendo al remite, la recomendación no caería en saco roto, pero no esperaba encontrarme yo, con un texto como este.

No solo por la elaborada prosa que esgrime, o por el sano optimismo que rezuma por todos sus poros. Vicent ahonda Plus Ultra, en mis sentimientos sobre un año, que por suerte, pronto no será más que otra hoja arrancada a mordiscos del calendario.

He aquí el texto integro. Háganlo suyo...


CONCIERTO. Por Manuel Vicent

"Recordar sin desgarro ni melancolía, suave y armoniosamente, las cosas agradables que te hayan sucedido este año, como quien sale al huerto de atrás a recoger los frutos que ha dado cada estación, puede ser un ejercicio necesario de supervivencia cuando todo parece que se desmorona a tu alrededor. No pasa nada por ponerse tierno alguna vez. Al fin y al cabo a Bogart se le perdonó que se emocionara al oír de nuevo el piano de Sam.


Pese a todo, no se te habrán negado ciertos momentos de felicidad en medio de la ruina general. El placer de la lectura de un libro apasionante durante una convalecencia te recordó aquellos días de la niñez en que el sopor de la fiebre se llenaba de piratas y aventureros.

Seguramente habrá habido también este año algunas mañanas de primavera en que te has sentido feliz sin saber por qué, tal vez porque te bastaba con que el sol estuviera en la ventana para salir a pasear y que te obedeciera tu perro.

Tampoco habrás olvidado el viaje que hiciste durante el verano. Abriste el mapa, señalaste un punto azul y de la yema del dedo surgió una ciudad, una isla, una playa unida al nombre de una amiga, de un compañero, de un viejo o nuevo amor con el que te pusiste en camino.

Dulces fueron aquellas tardes en que la discusión acalorada se estableció en torno a una copa sobre el tema que no importaba nada, salvo el gusto por llevar la contraria para demostrar que te sentías vivo y en plena forma con toda la inteligencia bombeando sangre en las sienes y después sucedía el silencio con un poco de música en la que siempre estabas de acuerdo.

Probablemente habrán sucedido algunos desastres en tu vida. El puesto de trabajo sigue estando en el aire, te han rechazado algunos proyectos en los que te habías embarcado, la desconfianza que genera la crisis ha terminado por calarte los huesos y parece que en el horizonte se ha instalado un muro que no vas a poder saltar.

Pero la vida es como un concierto de Mozart en que las malas noticias hay que recibirlas en el interludio. Cualquier golpe duro en ese momento puede ser diluido en la memoria con el movimiento más excelso de la partitura que has oído y después quedará la segunda parte para que un solo de clarinete te haga olvidar por un instante cualquier desgracia."

6 comentarios:

Joaco de Esmirna dijo...

Muchas gracias por el texto. Me ha emocionado mucho. Es verdaderamente bonito (y muy cierto). Y casualmente has puesto mi parte favorita del concierto para clarinete, qué más te puedo decir. Ha sido un final de año duro, pero ha sido un año lleno de momentos felices, como dice el texto, con viajes, nuevos y viejos amores,...
Un fuerte abrazo.

José Martínez dijo...

Jajaja, pues casualmente a mi tambien me encanta este framento del concierto para clarinete, aunque mi gusto, sin tu conocimiento musical, carece de tanto valor...

La verdad amigo es que a sido un año muy jodido. Mañana voy a llamarte haber si tienes un rato y charlamos un poco. Un fuerte abrazo Joako.

Vitrubius Volante dijo...

¡Enhorabuena, amigos! Habéis dado con un texto ñoño a más no poder de un escritor ñoño a más no poder. Me recuerdo perfectamente este domingo, metido en la cama con El País, leyendo ese mismo texto (a cuyo autor, con justicia, le han dado una columna de la contraportada, la puerta de servicio de los periódicos), y como pensé: "Hasta aquí: aún habiendo desayunado chocolate con churros, esta columna es lo más empalagoso que me he encontrado hoy." Porque es ñoña (de origen etimológico poco claro). ¡Enhorabuena, amigos! Habéis dado con un autor no apto para diabéticos.

Joaco de Esmirna dijo...

¡Cállate fantasma de las Navidades Pasadas! O lo que seas.

José Martínez dijo...

Jajaja, lo reconozco Vitrubius:
Es ñoño, pero es Navidad y que demonios, los que no odiamos la felicidad disfrutamos de estas cosas en estas fechas...

Un saludo decano y Feliz Navidad!!

Clamarata dijo...

Que bueno es tu Blog,José. A tu altura... Eres Guay!!!

Todos te queremos!!!!

MUCHO!!!