miércoles, julio 09, 2008

Gracias Amigos

Aun recuerdo aquel día, parece que fue ayer. Cuando un joven despistado avanzaba, con la cabeza gacha y un bollo en el estomago, por los pasillos de San Agustín. Ese primer día cometí tres grandes errores, de los que después me arrepentirla.

Me dirigí a mi habitación, abrí la puerta y descubrí que las cosas no eran iguales a como cuando aquel señor viejo sin demasiado interés me había mostrado el colegio. Encontré una cama, más pequeña de lo que imaginaba que existieran, una solitaria mesa y un frío y desvencijado radiador (no imaginaba yo lo amigos que acabaríamos haciéndonos).

Entre y me senté en la cama, dejando la puerta entreabierta, “Para mostrar una actitud cordial y receptiva con los compañeros de la residencia” Primer error.

Estaba yo recogiendo mi ropa, cuando oí un extraño graznido proveniente de la terracita. Me acerque entonces a la ventana para ver de que se trataba. Y allí estaba un extraño joven, de cuclillas, con las manos en alto a modo de garras y emitiendo esos extraños rugidos.Unas cabezas asomadas, con voz segura y contundente le gritaban: “Novato, haga la gárgola”. Entonces abrí la ventana, segundo error, y el ruido de la misma al golpear el marco, hizo que todos giraran sus cabezas hacia mí.

En cuestión de segundos, me encontraba con 7 personas con caras fingidamente serias pero que acojonaban, tratándome de usted y repitiéndome que recordara sus nombres si no quería hacer planchas. “Discúlpenme, pero es que soy nulo para los nombres…” les dije yo. Tercer y más grave error.

Y ya veis, han pasado dos años, dos increíbles años llenos de planchas, sentadillas, órdenes, amigos, risas y cafetines. Y todo lo que viene después de las planchas, las sentadillas, las órdenes, los amigos, las risas y los cafetines.

Sin duda, los dos mejores años de mi vida.

Y esto no ha sido por esas paredes, no se debe a nuestros equipos de la sala de informática, ni a los carísimos volúmenes de nuestra biblioteca, ni al proyector, ni siquiera al radiador o al disco duro. Que estos años hayan sido increíbles, os lo debo a vosotros san agustinos.

Por que algún día trabajare lejos, tal vez llevando cafés en el Parlamento Europeo, o no tan lejos, haciendo fotocopias en la Xunta; y por la calle veré a algún un chaval con una sudadera verde o alguien dirá “Cuadro, eres un puto cáncer”, entonces sonreiré y me iré pensando:

Tin, tin, tin…

6 comentarios:

David Alonso dijo...

Joder, ya contando historias??? Abuelooo. Yo por lo menos esperé a ser un veterano de verdad y no de juguete (de 2º) para contar historias.
Me ha encantado el post.
A ver si nos vemos pronto y arreglamos el mundo en camp...
Un abrazote.

Anónimo dijo...

Genial el texto, me ha llegado a emocionar. Tan sencillo, y a la vez tan nuestro. Da gusto saber que el espiritu sanagustino sigue presente en los corazones de los actuales colegiales, y espero que vosotros sepais transmitirlo a vuestros futuros compañeros cuando a algunos nos llegue el turno de marchar. Espero que estes pasando un buen verano, y ten cuidado con liarla, a ver si te va a dar unas hostias la policia infantil, jeje. Hasta pronto!

Vitrubius Volante dijo...

¡Menuda basura sentimentaloide! ¿No os da pena cuando descubrís que aquellos a los que tenéis por unos cerdos fascistoides de los de toda la vida son en realidad unas nenazas de lágrima fácil? Oh... Dios mío... Creo que voy a vomitar... ¡Adiouarrrrgggghhh!

Joaco de Esmirna dijo...

Me sorprende que tú, Viriato, el que aparentemente es el hombre de hojalata sin corazón, critique esto, cuando también tienes tu corazoncito, aunque te esfuerces por ocultarlo.

De todos modos está bien. A todos nos da pena siempre separarnos del cole (lo que demuestra que es una droga) y este texto se repetirá en un futuro diciendo: "han sido los mejores tres/ cuatro/ cinco/ seis años de mi vida". Yo creo que sí. Por lo menos los que más me han marcado.

P.D.: Ya se verá lo del Parlamento Europeo.

José Martínez dijo...

Viriato, tu problema es que no comprendes que los cerdos fascistoides tambien tenemos nuestro corazoncito, o te crees que al Generalísimo no le costaba cuando condenaba al garrote vil a esa escoria masona y comunista.
El era el que más sufria, pero lo hacía por el bien de la patría!!

Comentarios filofascitas aparte, no es sentimentaloide, simplemente, es la verdad.

Yo era un pobre niño de provincia, hasta que llegue a San Agustin...

Ahora ya soy todo un flipado, misogino, medio-maricón y fascista.

Y todo gracias a vosotros chicous!!!

Anónimo dijo...

jose es precioso a soy carmen tu hermana para q veas no solo me firmas tu besoss tkmmm