sábado, julio 08, 2006

Crónicas desde esta piedra en medio del oceano

Después del "Imperio de los Cien Días", cansado y derrotado, el hombre más grande de su tiempo fue desterrado a este promontorio rocoso en medio del Atlántico. Lo sabía, sus contemporáneos no estaban preparados para alguien como él. Su empresa estaba abocada al fracaso desde antes de comenzar y es cierto, dejo Francia más pequeña de lo que estaba...

Pero y cito a DeGaulle "No comerciemos con la grandeza". Europa y el mundo lo necesitaban. Nada volvió ya a ser lo mismo.Surgio de lo mas bajo y sometió a las viejas testas coronadas de toda Europa. Y aunque muchos lo atacan, alegando lo terrible de su final, solo queda volver a citar a DeGaulle:

"Es cierto, su caída fue gigantesca, en proporción con su gloria".

Por estos motivos y muchos otros le dedico mi blog al Emperador, un ejemplo, de lo que muchos aspiramos alcanzar en nuestras vidas. Y no me refiero evidentemente a la dominación de Europa (aunque no estaría mal), si no a la superación de todas las metas y al alcance de la máxima realización como persona.

Vive L’Empereur!!

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